martes, 17 de mayo de 2011

Una semana ajetreada

5 MAYO.- CICLISMO DE CARRETERA

Hacía tiempo que por la cabeza de Albertini rondaba una idea, la Elche– Valencia – Teruel en bicicleta de carretera. Había llegado el momento, tenía la excusa perfecta, el fin de semana íbamos a participar en una carrera de orientación en la provincia de Teruel. Además con esta ruta presentaría su candidatura a los gloriosos Premis Muntó de Merda.



A eso de las ocho de la mañana, el chavalico aparecería por mi casa. Lo previsto para esta primera etapa era que Albertini alcanzara Valencia, mientras que yo sería recogido por el coche escoba, más o menos a la altura de Gandia. Poco a poco, con un ritmo suave pero sin dormirnos (media final de 27 Km/h con viento lateral y de cara), dejaríamos atrás los pueblos costeros, uno tras otro. Mientras tanto, a Lidia se le haría algo tarde, retrasando la llegada del coche escoba (aunque no quiere confesarlo, yo creo que había pactado con Albertini para torturarme sin piedad). Pero entonces, cuando el cuentakilómetros marcaba 174 Km. aparecería la salvadora, abandonando mi “máquina de sufrir” de forma inmediata. Por su parte, el Presi continuaría pedaleando hacia Valencia. No obstante, a la llegada a Alfafar y cuando ya había alcanzado los doscientos kilómetros, tomaría una sensata decisión, poner fin a la jornada ya que no conocíamos los accesos adecuados a la capital y el tráfico podía resultar peligroso. Pero el que fuera acertado, no quita que le diera y le continúe dando la brasa indefinidamente, rebautizando la ruta como la Elche – Alfafar y recordándole hasta la saciedad que se quedó a menos de un kilómetro del cartel de “está usted en Valencia”.



6 DE MAYO.- ENTRENAMIENTO ORIENTACIÓN

La segunda etapa consistía en unir Valencia y Teruel. En principio, pretendía acompañar durante unas tres/cuatro horas a Albertini, pero una molestia en la rodilla me haría renegar del plan, con lo cual el Presi se vería solo y decidiría abortar la misión, dándose por satisfecho con los doscientos kilómetros alcanzados en la jornada anterior. Por lo que Lidia, Albertini y yo tomaríamos rumbo a Teruel, pero en coche, pasando por unos outlets que hay en Mora de Rubielos, donde Albertini se compraría unas camisetas de niño para ir marcando pectorales y Lidia se gestionaría unos deportivos de montaña con los que destrozar a sus rivales. Ello nos permitiría llegar con tiempo suficiente a la zona en la que se celebraría la prueba de orientación, efectuando el “model event”, una especie de reconocimiento del terreno en el que la organización coloca algunas balizas a modo de ejemplo.



FIN DE SEMANA.- COMPETICIÓN ORIENTACIÓN

Jose, Lidia, Albertini y yo participaríamos en la prueba de orientación a pie que se celebraría en las inmediaciones de Calamocha, perteneciente a la liga nacional. El sábado tendría lugar la carrera de media distancia, por un terreno bastante abierto que permitía correr sin problemas y en el que existían bastantes referencias para ir localizando las balizas. Jose se lo tomaría con calma debido a un esguince de tobillo que arrastraba desde el jueves por la noche. Lidia no se encontraría demasiado bien físicamente, no pudiendo apretar para bajar el tiempo (que se vayan preparando, porque cuando haga el entrenamiento secreto las va a reventar). Albertini y yo acabaríamos a mitad de tabla, el chavalico con una rayada de media hora en una de las balizas y yo con varios despistes y un comienzo tranquilo por las molestias de la rodilla.

El domingo le llegaría el turno a la prueba de larga distancia, esta vez el terreno sería bien diferente, mayores desniveles y zonas con mucha maleza y obstáculos que dificultaban una carrera ágil. Tenéis los resultados de la prueba en: http://trofeo-jiloca.raidcalamocha.com/index.php?pag=clasificaciones.php

Después de comer el equipo se dividiría, mientras Jose y Lidia regresarían a casa, Albertini y yo tomaríamos rumbo a Rodellar (Huesca), donde nos alojaríamos en los apartamentos Valle de Rodellar, los cuáles recomendamos encarecidamente, resultando muy económicos en temporada baja.


9 DE MAYO. BARRANQUISMO

A eso de las ocho de la mañana comenzaríamos la aproximación al barranco de las Gorgas Negras. Una pateada de unas dos horas y media nos acercaría hasta el comienzo del barranco, donde tomaríamos algo y nos equiparíamos para comenzar el descenso, un largo recorrido de unas cinco horas.



El comienzo sería la parte más técnica con muchos resaltes pequeños que con mucho caudal tienen que ser muy comprometidos. Después le llegaría el turno a una zona con varios rápeles y algún salto interesante, todo ello combinado con una sucesión interminable de badinas que pondrían a prueba nuestras dotes nadadoras.


Pero la cosa no acababa ahí, después de un merecido avituallamiento continuaríamos con el descenso del Barrachil, este barranco no tiene ningún misterio, lleva bastante caudal, pero es muy abierto y se trata de ir sorteando los pequeños obstáculos que encuentras al paso. Con una pequeña pateada regresaríamos a Rodellar, sobre las siete de la tarde y después de once horas de actividad, brutal.




10 DE MAYO. BARRANQUISMO + TREKkING + VÍA FERRATA

De nuevo a las ocho de la mañana daríamos los primeros pasos, esta vez para dirigirnos a la cabecera del Mascun Superior. Después de unas dos horas y media nos plantaríamos en el inicio del barranco, el cuál, para nuestro gusto resultaría mucho más entretenido que el de la jornada anterior, con gran diversidad de historias, tales como saltos, rápeles, zona de oscuros, caos de roca, badinas… Muy recomendable.


A eso de las cuatro y media estaríamos de vuelta en el apartamento, después de gestionar el barranco, comer y observar a varias bestias escalando lo inescalable.

Ya por la tarde, aprovecharíamos para hacer la vía ferrata que hay junto a la fuente del Mascun, desde la cual se puede disfrutar de unas vistas aéreas descomunales, haciendo la aproximación y el retorno corriendo.

1 DE MAYO. ESCALADA + BARRANQUISMO

Esta vez nos levantaríamos algo más tarde, empleando la mañana en arrastrarnos por varias de las innumerables vías de escalada de la zona. Por la tarde cogeríamos el coche por primera vez desde nuestra llegada a Rodellar, desplazándonos para descender el Formiga. Se trata de un barranco bastante más corto que los anteriores y muy frecuentado por empresas. No obstante, nosotros no coincidimos con nadie y nos resultaría muy divertido.

Sobre este descenso me gustaría resaltar que justo antes de alcanzar la cabecera, hay un tramo bastante expuesto con un cable que da paso al primer rapel. Vale la pena equiparse para todo ello y una vez en el propio cauce enfundarse el neopreno.

En general, no hicimos demasiadas fotos, pero teniendo en cuenta que la cámara acuática murió a las primeras de cambio, algo es algo.

11 DE MAYO. BARRANQUISMO

Hoy será nuestro último día en Rodellar y la verdad es que ha valido la pena conocer este lugar. Son las 07:30 de la mañana, sentado en el balcón del apartamento se disfruta de un paisaje espectacular, un verde intenso acompaña los pronunciados cañones de la zona, a la vez que se respira una inmensa tranquilidad escuchando el cantar de los pájaros y el lejano correr del agua. Estoy totalmente de acuerdo con las palabras que Albertini ha repetido durante todos estos días: “esto es muy bonito”, “estoy tranquilo”, “me siento bien”… Aunque lo ha dicho tantas veces que ha llegado a asustarme.









Y como despedida, antes de regresar al hogar, nos enfundaríamos por última vez los neoprenos para descender los Oscuros del Balcés, un barranco que nos resultaría algo corto, pero entretenido, destacando el laberinto de enormes piedras del principio, el estrecho pasillo acuático y un par de rápeles cortos pero con recepción junto a cascada. Recordar que el último rápel no es saltable (dicen que hay una piedra en la recepción), debiendo descender desde el final del pasamanos. En cuanto a la aproximación y retorno, se supone que hay que acceder por una pista desde la carretera que sube a Rodellar pero está bastante deteriorada, con lo cual nosotros dejaríamos el coche junto a las Almunias de Rodellar, cogiendo una senda que indica el acceso al barranco, con lo cual se amplia el recorrido unos 20-25 minutos tanto a la ida como a la vuelta.