martes, 5 de mayo de 2009

Toubkal..................................... 4167m





Escuchando desde mi cama en el portatil la radio, y en concreto la emisora campo base, recuerdo ahora todo lo vivido en Marruecos. Desde la llegada y su correspondiente respeto y desconfianza, hasta la vuelta, con unas ganas terribles de ver a Jenny y a toda la familia.


Todo comenzó con el tío Juan. Cuando un comentario suyo, enjendró un sentimiento insospechado en los hermanos Mateini y Franchescolo. Este deseo era simple y llanamente, el que un burro llevara su gran mochila a cuestas mientras ellos subían admirando el paisaje.

La história evolucionó cuando se lo proponen de verdad, y va adquiriendo forma en sus cabezas, hasta el punto de estructurarlo de manera que podrían venir hasta nuestras parejas. Esta es la idea que me anima a secundar la propuesta.

Leandro comienza a realizar gestiones, secundado por Mateo, y nos gestionan el viaje de forma que los más temerosos como somos Pedro y yo, sólo nos tenemos que preocupar de liar bien la mochila para que no nos puedan meter nada en el aeropuerto.

Más adelante y despúes de llegar a ser hasta 15 miembros en el grupo, nos encontraríamos tomando tierra 5 de esos 15.
Nada más llegar, el simple hecho de que un desconocido, te coja las maletas a cambio de unos euros, ya te comienza a dar que pensar.

El ofrecimiento de un guia de montaña a tomar café en su casa, y luego prestarnos sus servicios, se convertiría en una forma fácil de conseguir techo para 2 noches en Imlil(el día de llegada y el de partida).

Carniceria marroqui(a la izquierda). (a la derecha)la expedicion cogiendo fuerzas.
Al llegar a Imlil y tener que subir hasta el refugio, veríamos que era una tarea algo dificil ya que había que sortear a todos los vendedores que salían al paso. Todavía no se como llego a mi maleta un machete y un colgante que me ofrecía un vendedor clandestino.


A partir de aquí, Sentimientos de montaña, aclimatación al frío, al esfuerzo continuado durante todo el día para llegar al punto elegido, y el cambio del hábito alimenticio.


Al comenzar el ascenso hacia el Refugio del Toubkal O Nelster, comienzo a fijarme en la belleza de la montaña y se escuchan las bromas de mis compañeros de aventuras, ya que llevamos compañía extra. El sueño se había realizado. Pedro y yo cargábamos con nuestras mochilas, mientras la mula, cargaba con las mochilas de Mateo,Francesc y Diego. Los sherpas continuarían con las mochilas cuando las mulas no pudieran seguir. A la vez que los hermanos no pararían de pedirles cosas, haciendo quitarse y ponerse innumerables veces las mochilas a dichos sherpas, que por cierto suben con deportivos o botas de lluvia y que están increiblemente fuertes aunque no tanto como para llevar la mochila de Mateo, que previamente se sortearían.


Una vez llegamos al refugio, vimos que Diego se encontraba no muy fuerte. Comprenderíamos que era lo que sucedía cuando nos enteramos que era la primera vez que se ponía unos crampones y utilizaba piolet.
Pese a todo esto, es de admirar su esfuerzo ya que en el estado de forma en el que se encontró, fué capaz de subir hasta el pico más alto marroquí, el Toubkal 4167m.
Los demás días la verdad es que no fueron muy buenos, meteorológicamente hablando.

Al día después de llegar al refugio, sólo pudimos salir durante un par de horas y con gps debido a la ventisca. Esto favoreció que conocieramos a unos amigos que no olvidaremos. Los catalanes, Gemma y Oriol y el madrileño, padre de Juanito el andador.

Al segundo día subiríamos al Toubkal tras la huella de unos ingleses con guías, que nos abrirían huella.
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Pedro y yo, al encontrarnos bien, no dejaríamos pasar la ocasión de meternos otro cuatromil en el bolsillo, el Toubkal Oeste, y el resto del equipo, cumpliría al llegar a la cima del Toukal y realizar la foto rigurosa con la bandera gigante ilicitana.

(Bajo a la derecha) observamos el canal por el que subimos al Ras

Al tercer día y después de pensar que no haríamos nada, tuvimos una pequeña ventana que aprobechamos para subir al Ras y Timesguida(por la canal). Aquí disfrutaría como un enano pese a llevar la contraria a los guías del refugio e incluso a alguno de mis compañeros que no querían que subiesemos por dicha canal por peligro de aludes."Alberto, ERES UN TEMERARIO"


Al final, objetivos más que cumplidos ya que el tiempo no nos permitió más.

Ahora sólo quedaría la parte social del viaje en la que vendrían las mujeres de alguno de mis compañeros y en la que despedíamos al tito Segovia, que una vez más, demostró estar por encima de las exigencias del guión.